El que todavía piense que hay un virus de murciélago chino que saltó de una cueva y encontró a un pangolín, no ha visto este vídeo.
Llevaban muchos años invirtiendo millones en las terapias génicas de ARN. Sólo debían encontrar la forma de saltarse el papeleo y venderlas en masa.
Y aquí estamos, pinchandoselas a nuestros niños.
Vergonzoso lo tolerante que es el ser humano.
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